
- Siéntese confortablemente y relájese. Trate de no pensar en nada. Sienta qué bueno es gustar de la vida. Deje que su corazón se sienta libre, amigo, por encima y lejos de las mezquindades de los problemas que seguramente le están molestando. Empiece a cantar alguna canción de su infancia, bajito. Imagine que su corazón crece, llenando la habitación – y después la casa – de una luz intensa, brillante.
- Cuando llegue a este punto , empiece a sentir la presencia amiga de los Santos en quién usted depositó su fe cuando era niño. Note que ellos están presentes, llegando de todos los lugares, sonriendo dándole fe y confianza en la vida.
- Mentalmente, vea los Santos aproximándose, colocando las manos sobre su cabeza y deseándole amor, paz y comunión. La comunión de los Santos.
- Cuando esta sensación sea intensa, sienta que la luz azul es un flujo que entra y sale de su cuerpo, como un río brillante, en movimiento. Esta luz azul empieza a extenderse por la casa, después por el barrio, su ciudad, su país y envuelve a todo el mundo en un inmenso globo azul. La luz es la manifestación del Amor Mayor, que está más allá de las batallas diarias y que le refuerza, le da vigor, energía y paz.
- Mantenga esta luz el máximo de tiempo posible derramada por el mundo. Su corazón está abierto, esparciendo Amor. Esta fase del ejercicio no debe demorar más de cinco minutos.
- Vaya poco a poco saliendo del trance y volviendo a la realidad. Los Santos permanecerán cerca. La luz azul seguirá derramada por el mundo.
Este Ritual puede y debe ser realizado con más de una persona. Este caso, las personas deben estar tomadas de la mano.
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